La crisis no da tregua en Portugal
Portugal cumple ahora un año intervenida sin que el rescate financiero haya mejorado sus cifras macroeconómicas, lo que se refleja en la “vida real” en forma de aumento de parados y emigrantes, así como en la profundización de las brechas sociales. Los 78.000 millones de euros concedidos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional han servido para garantizar que el país cumpla con sus compromisos y evite el riesgo de impago, aunque no para revitalizar de momento su economía ni reducir la presión de los mercados. En ese lapso han perdido el trabajo más de 100.000 portugueses y se prevé que este año sigan sus pasos otros 40.000 más; su PIB se ha contraído un 1,6% y caerá el doble en 2012; mientras el gasto y la inversión pública se han desplomado.
La recesión ha contribuido a que la deuda pública del país supere ya incluso el valor total de su economía, sobrepasando así los 180.000 millones de euros. El préstamo de la troika llevaba, como contrapartida, la adopción de un vasto programa de ajustes que el Gobierno luso ha aplicado con firmeza. Entre ellos destaca el incremento de la carga fiscal, a través de un aumento del IVA que ha encarecido para todos los portugueses por igual desde la luz, el gas y el combustible hasta la compra de alimentos, lo que ha penalizado el consumo privado, considerado fundamental para regresar a la senda del crecimiento.
(Texo adaptado de Elmundo.es, 07.04.12)
El sentido del primer párrafo del texto se mantendría inalterado si la palabra “aunque” se sustituyera por: