Texto V
El Principe Ceniciento
Os voy a contar la historia del Príncipe Ceniciento que había heredado ese nombre de su tatarabuela a la que todos llamaban Cenicienta. Ceniciento era gran amante de los animales, digamos que de mayor no queria dedicarse a las tareas reales, sino que quería ser veterinario. (...)
Sucedió que su padre el Rey y su madre la Reina debían hacer un largo viaje por otros reinos para solucionar importantes problemas. Cuando se lo comunicaron Ceniciento se puso muy triste, pero luego se alegró al saber quién se quedaría a su cuidado, ¡EL VETERINARIO REAL! ¡HURRA! Podría aprender con él su profesión y cuidar de los animales que era lo que más le gustaba hacer. La verdad es que con esa noticia el disgusto se le pasó un poco.
El veterinario real vivía con su esposa y sus dos hijos. En su reino eran las mamás las encargadas de las tareas de la casa y del cuidado de sus hijos e hijas. (...)
Pero sucedió que la esposa del veterinario real enfermó y la tuvieron que llevar al hospital. El veterinario reunió a sus hijos y a Ceniciento, les comunicó la noticia y también les dijo que debían decidir quién cuidaría de la casa durante la ausência de la mamá. Decidieron sortear la tarea y… ¡le tocó a nuestro amigo Ceniciento !
Ceniciento desde ese día tuvo que hacer todas las tareas de la casa: cocinar, lavar, planchar, fregar, limpiar, hacer la compra, hacer las camitas, etc, etc, etc…
Cuando regresaba de la escuela se pasaba toda la tarde trabajando en casa sin descanso, mientras los demás se marchaban a curar y a cuidar de los animalitos o a jugar, sin colaborar en nada. Y encima ensuciaban y desordenaban todo.
Ceniciento se quedaba trabajando sin parar. Por la noche, después de cenar, todos veían la tele o podían jugar un rato, mientras él tenía que recoger los platos y limpiar lo que se había ensuciado durante la cena, además de preparar la comida para el día siguiente. También era el primero en levantarse para preparar el desayuno de los y las demás. (...)
Cuando regresó la esposa del veterinario real, también se alegró de ese nuevo reparto de tareas, pues a partir de ese momento ella ya no tendría que regresar del trabajo y hacer todo, sin tiempo para nada, sino que compartirían entre toda la familia las tareas, y ella estaría más descansada y tendría tiempo libre para otras actividades o para descansar.
Marisa Reb olled o Deschamps. In: Siete rompecuentos para siete noches.